Cuentos infantiles, relatos personalizados e historias juveniles llenas de fantasía. Los personajes que encontrarás en estos cuentos te llevarán a mundos fantásticos, quédate un rato y... ¡disfruta de la lectura!
Hola
amigos. Tengo que deciros que mi pequeño cuaderno de cuentos, va a
tomarse un descanso de dos o tres semanas; porque su dueña tiene que prepararse
para los exámenes de la Escuela de Idiomas.
Existe un lugar
donde todos los sueños se hacen realidad, donde todo puede pasar y donde las
risas no paran de sonar. Ese lugar es el Circo Mágico del señor Gaspar donde
encontrarás tigres, elefantes, trapecistas, domadores de leones, magos que
pueden volar y, por supuesto, a los mejores payasos del mundo. Todos los que
trabajan en este circo son muy felices, ya que hacen lo que más les gusta:
hacen sonreír a todos los niños del mundo. Porque os voy a contar un secreto:
la sonrisa de un niño es la magia más poderosa que existe, puede incluso curar
heridas.
Hace muchos años,
en este mágico lugar, cuando no solo niños creían en la magia, nació un payaso
muy especial. Sus padres le pusieron de nombre Risueño y todos estaban
convencidos de que se convertiría en uno de lo mejores payasos del mundo.
Los años pasaron y
Risueño creció convirtiéndose en un niño amable, valiente y soñador. Y esa
cualidad, soñador, era precisamente lo que tenía muy preocupados a sus padres.
Al perecer, a Risueño no le gustaba mucho ser payaso. Risueño participaba en la
función con sus padres; pero siempre parecía estar pensando en otra cosa y
apenas conseguía hacer que los niños sonrieran. Porque lo que en realidad le
gustaba al pequeño payaso era mirar la luna. La miraba cada noche, incluso a
veces se quedaba toda la noche despierto observándola.
Dicen los más
ancianos del lugar que hace mucho tiempo, en lo más alto de la montaña de las
mariposas, se alzaba un hermoso castillo de cristal rosado. En él vivían el rey
Álvaro (un poderoso guerrero que había luchado contra brujas y dragones) y su
esposa la reina Inma (la cual tenía un precioso cabello largo de color negro en
el que las mariposas se posaban para adornarlo). Y con ellos vivía la preciosa
hija de los reyes: la princesa Marta. La princesa Marta tenía un don
espectacular: podía hablar con todos los animales del bosque, desde los más
pequeños como los ratones, hasta con los más grandes como el elefante
clarinete; pero su mascota favorita era Mimosa. Una linda gata de color rosa
algo caprichosa; pero muy cariñosa y quería muchísimo a la princesa.
Una noche, la princesa Marta estaba mirando
las estrellas desde su ventana, intentando contar todas las estrellas fugaces
que caían del cielo. Cuando, de repente, oyó un ruido entre los arbustos que
había debajo de su ventana. Como la princesa Marta era muy valiente, no se lo
pensó dos veces y bajó las escaleras corriendo. La gata Mimosa intentaba
detenerla tirando de los lazos de su albornoz.
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–Déjalo ya, Mimosa, o esconderé todos tus juguetes
dijo la princesa con gesto de enfado.
Hace mucho, mucho
tiempo hubo un reino. Era un reino muy, muy bello y se llamaba Armonía. En el
reino de Armonía siempre sonaba la música y todos sus habitantes sabían cantar,
tocar un instrumento e incluso bailar. La mejor bailarina del reino de Armonía,
era sin duda la princesa María. Era la muchacha más bella del reino. Todo el
mundo decía que bailaba como los ángeles y debía de ser verdad porque cada año, cuando la princesa María salía a
bailar en el recital de primavera, todos los súbditos del reino se quedaban embelesados
contemplando su danza. Por eso, muchos empezaron a llamar a la princesa María “la princesa bailarina”.
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Los habitantes de
Armonía se esforzaban para que todo estuviera perfecto. Todo el mundo ayudaba;
hombres y mujeres de todo el reino limpiaban las calles y montaban el
escenario. Mientras, los animalitos del bosque y las hadas de la sinfonía;
decoraban las calles con guirnaldas y flores de muchos colores. Todos estaban
muy ocupados, sobre todo la princesa María, que ensayaba durante todo el día
delante de su madre, la reina Rafi, para que su baile saliera lo mejor posible.
A la princesa María le encantaba bailar. Era lo que mas le gustaba hacer desde
que aprendió a andar. Por lo que estaba muy contenta de poder hacerlo delante
de todo el reino.
¡Hola a todos! soy Rocío, me encanta escribir historias para los mas pequeños y los que no lo son tanto. Tengo grandes sorpresas bajo la manga esperándote. Así que quédate por aquí y disfruta de la lectura.