Dicen los más
ancianos del lugar que hace mucho tiempo, en lo más alto de la montaña de las
mariposas, se alzaba un hermoso castillo de cristal rosado. En él vivían el rey
Álvaro (un poderoso guerrero que había luchado contra brujas y dragones) y su
esposa la reina Inma (la cual tenía un precioso cabello largo de color negro en
el que las mariposas se posaban para adornarlo). Y con ellos vivía la preciosa
hija de los reyes: la princesa Marta. La princesa Marta tenía un don
espectacular: podía hablar con todos los animales del bosque, desde los más
pequeños como los ratones, hasta con los más grandes como el elefante
clarinete; pero su mascota favorita era Mimosa. Una linda gata de color rosa
algo caprichosa; pero muy cariñosa y quería muchísimo a la princesa.
Una noche, la princesa Marta estaba mirando
las estrellas desde su ventana, intentando contar todas las estrellas fugaces
que caían del cielo. Cuando, de repente, oyó un ruido entre los arbustos que
había debajo de su ventana. Como la princesa Marta era muy valiente, no se lo
pensó dos veces y bajó las escaleras corriendo. La gata Mimosa intentaba
detenerla tirando de los lazos de su albornoz.
–Déjalo ya, Mimosa, o esconderé todos tus juguetes
dijo la princesa con gesto de enfado.
La princesa Marta se acercó muy lentamente
a los arbustos sin hacer ruido. Cuando separó las hojas para ver mejor,
descubrió a una pequeña ardilla temblorosa entre ellos. Con mucho cuidado la
princesa Marta cogió a la ardilla entre sus manos y la llevó a su habitación
para que entrara en calor. Después de tomarse un poco de sopa caliente, la
pequeña ardilla le contó a la princesa su historia:
–Me llamo Botín, princesa, y he venido aquí
para contaros las cosas tan horribles que están pasando en el bosque de los
animales.
–¿Y que está pasando?– preguntó la princesa
muy preocupada.
–¡Es el hechicero Barba Morada, princesa!–
exclamó Botín. –¡Está secuestrando a todos los animales para utilizarlos en sus
hechizos maléficos!
–¡Eso es horrible!– dijo la princesa
horrorizada.
Como el rey Álvaro estaba fuera del reino
esa noche, la princesa decidió sacar a uno de los caballos a escondidas e ir a
rescatar a los animales con la ayuda de la ardilla Botín y la gata Mimosa. Como
la noche era tan oscura, la princesa Marta llamó a las luciérnagas del bosque
para que iluminaran el camino hasta la guarida del hechicero Barba Morada.
Cuando llegaron, la guarida del hechicero estaba completamente a oscuras.
Parecía que habían tenido suerte. ¡El hechicero Barba Morada no estaba dentro!
Pero al entrar en la guarida, una red mágica los rodeó, los atrapó dentro y los
dejó flotando por encima del suelo. ¡Habían caído en una trampa!
Una risa malvada salió de entre las
sombras:
–¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Has caído en mi
trampa, princesa!– dijo el hechicero saliendo de su escondite. –Muchas gracias
por tu ayuda, ardilla Botín.
La princesa Marta se quedó muy
impresionada. ¿La había engañado de verdad la ardilla Botín? Muy arrepentida la
ardilla le explicó a la princesa que el hechicero había secuestrado a sus papás
y que le prometió que los liberaría si hacía todo lo que él quería. La pequeña
princesa sintió mucha pena por su nuevo amigo y no se enfadó con él.
La ardilla Botín estuvo pensando durante un
buen rato y al final se le ocurrió una idea para liberar a la princesa Marta.
Botín le pidió a la gata Mimosa que intentara romper la red. Mimosa y Botín se
pusieron detrás de la princesa Marta para que el malvado hechicero no pudiera
verlos. Al cabo de un rato, la gata Mimosa hizo un agujero lo suficientemente
grande para que la pequeña ardilla pudiera pasar. Con mucho cuidado la ardilla
salió de la red, se acercó al hechicero y trepó hasta su cabeza para arañarle
toda la cara. El hechicero Barba Morada, muy enfadado, lanzó un conjuro. De
repente, apareció un enorme dragón morado.
–Ahora pagareis por vuestro error- dijo el
hechicero con una voz aterradora. Pero cuando el dragón iba a coger a la
princesa Marta con una de sus enormes garras, una flecha de oro atravesó la
guarida y se clavó en el pecho del dragón, haciendo que el dragón se
convirtiera en polvo.
Después de liberar a los padres de la
ardilla Botín y al resto de los animales del bosque, la princesa Marta volvió a
su castillo de cristal rosado, donde la esperaba su madre la reina Inma con una
enorme tarta de chocolate, para celebrar que estaba a salvo y que todos los
animales del bosque volvían a vivir tranquilos y en armonía.
FIN.
Rocío
Cumplido
no me deja ponerle musica joooooo!
ResponderEliminarHola Roro, me gusta mucho haberte encontrado, eres otra soñadora como yo. He leído tus cuentos La princesa de los animales y La princesa bailarina y me han gustado mucho, tienes mucha imaginación. Seguiré tus cuentos siempre que pueda y no te desanimes, escribe, escribe y escribe, ese es mi consejo. Si puedes apuntaté a algún Taller de escritura, yo lo hice y estoy muy contenta. Seguiremos en contacto.
ResponderEliminarGracias por tus palabras Conchita. Me apuntare a un taller de escritura en cuanto pueda (seguramente este verano). Sé que tengo mucho que aprender y estoy deseando aprender.
ResponderEliminarHola Rocío me llamo María soy de Palma del río tengo 8 años.Me gusta La princesa de los animales, porque me gustan los animales. Siempre leo en tu blog, no dejes de escribir porque nunca me aburro cuando los leo ¡Me encantan!
ResponderEliminarHola María gracias por tu comentario, eres un cielo. Por supuesto que seguire escribiendo. Ultimamente no habia tenido mucho tiempo; pero ahora escribire mas a menudo. Yo también vivo en Palma, Así que si me ves saludame ok, bss y sigue pasandote por aquí a leer ratito.
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