Hace mucho, mucho
tiempo hubo un reino. Era un reino muy, muy bello y se llamaba Armonía. En el
reino de Armonía siempre sonaba la música y todos sus habitantes sabían cantar,
tocar un instrumento e incluso bailar. La mejor bailarina del reino de Armonía,
era sin duda la princesa María. Era la muchacha más bella del reino. Todo el
mundo decía que bailaba como los ángeles y debía de ser verdad porque cada año, cuando la princesa María salía a
bailar en el recital de primavera, todos los súbditos del reino se quedaban embelesados
contemplando su danza. Por eso, muchos empezaron a llamar a la princesa María “la princesa bailarina”.
Los habitantes de
Armonía se esforzaban para que todo estuviera perfecto. Todo el mundo ayudaba;
hombres y mujeres de todo el reino limpiaban las calles y montaban el
escenario. Mientras, los animalitos del bosque y las hadas de la sinfonía;
decoraban las calles con guirnaldas y flores de muchos colores. Todos estaban
muy ocupados, sobre todo la princesa María, que ensayaba durante todo el día
delante de su madre, la reina Rafi, para que su baile saliera lo mejor posible.
A la princesa María le encantaba bailar. Era lo que mas le gustaba hacer desde
que aprendió a andar. Por lo que estaba muy contenta de poder hacerlo delante
de todo el reino.
Pero no todo el
mundo estaba feliz con el próximo recital de primavera. A las afueras del reino vivía la bruja Coco y lo que más odiaba aquella bruja era la música. Por eso nunca iba a los recitales del reino. La noche antes del recital, la bruja Coco
hizo un hechizo para que la música no volviera a sonar en todo el reino de
Armonía. Así que, cuando sus habitantes
se despertaron, no podían cantar, tocar un instrumento y sobre todo no podían
bailar. La princesa María llamó a las hadas de la sinfonía para encontrar una
solución. Después de un largo rato sin decir nada, a una de las hadas se le ocurrió una idea:
-¡La flor
trompetera princesa! ¡La flor trompetera romperá el hechizo de la bruja!- dijo el
hada Fa moviendo arriba y abajo sus alas de color amarillo.
– ¡Es una gran idea
hada Fa!- dijeron el resto de las hadas de la sinfonía a la vez. Las hadas le
explicaron a la princesa María, que en la pradera musical crecía la flor
trompetera. Una flor mágica que rompería el hechizo de la malvada bruja Coco.
Ese mismo día, la
princesa María y el hada Fa fueron a la pradera musical en busca de la flor
mágica; pero cuando llegaron, se dieron cuenta de algo: ¡No sabían como
era la flor trompetera! ¡Y la pradera
musical estaba llena de flores de distintas formas y colores! ¿Cómo encontrarían
la flor verdadera?
El hada Fa le dijo a la princesa María que buscara una flor diferente, que no estuviera repetida. Buscaron y buscaron durante un buen rato; pero no la encontraban. Cuando de repente, algo llamo la atención de la princesa María. Una pequeña florecilla al pie de un árbol que parecía brillar por si sola. ¡Era la flor mas linda del mundo, no había otra igual! ¡Habían encontrado la flor trompetera!
La princesa María llamó al hada Fa. Cuando esta se acercó y vio la flor, se alegró tanto que le salieron chispitas de las mejillas. Con mucho cuidado el hada Fa cogió una bolsita, que tenía guardada en un bolsillito de su falda. La bolsita contenía polvos de hadas; cuando el hada Fa se lo echó encima a la flor trompetera, esta empezó a emitir una hermosa melodía: La melodía se extendió rápidamente por todo el reino de Armonía, rompiendo así, el hechizo de la bruja Coco. Por fin todos podían cantar y los instrumentos volvían a sonar.
El hada Fa le dijo a la princesa María que buscara una flor diferente, que no estuviera repetida. Buscaron y buscaron durante un buen rato; pero no la encontraban. Cuando de repente, algo llamo la atención de la princesa María. Una pequeña florecilla al pie de un árbol que parecía brillar por si sola. ¡Era la flor mas linda del mundo, no había otra igual! ¡Habían encontrado la flor trompetera!
La princesa María llamó al hada Fa. Cuando esta se acercó y vio la flor, se alegró tanto que le salieron chispitas de las mejillas. Con mucho cuidado el hada Fa cogió una bolsita, que tenía guardada en un bolsillito de su falda. La bolsita contenía polvos de hadas; cuando el hada Fa se lo echó encima a la flor trompetera, esta empezó a emitir una hermosa melodía: La melodía se extendió rápidamente por todo el reino de Armonía, rompiendo así, el hechizo de la bruja Coco. Por fin todos podían cantar y los instrumentos volvían a sonar.
Para que no
volviera a hacer daño, la bruja Coco fue desterrada y nunca se la volvió a ver
por el reino de Armonía. Esa misma noche, como estaba previsto, se celebró el
recital de primavera. La princesa María bailó mejor que nunca. Cuando terminó, todos los súbditos la aplaudieron diciendo con alegría y entusiasmo:
-¡Viva la princesa
bailarina!
Fin.
Rocío Cumplido
GUAUU...que bonito
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarGracias
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ResponderEliminarPrecioso xoxo!!! ;)
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