jueves, 7 de enero de 2021

# cuento infantil # cuentos honestos

Mi hermano pequeño el gigante. Primera parte

 Rocío Cumplido González (cc) 2021 #cuentosinfantiles #diversidad 


Mi hermano pequeño el gigante.


Un deseo esta hecho de magia y sueños.
Nace en tu interior y te susurra desde el corazón.

Dice: “ tú espérame, muy pronto volveré.”

Y un segundo después, ya no está,
vuela alto y lejos, bailando junto el viento.

Pronto descubrirás que se ha hecho realidad.
Pero quizás, no exactamente como imaginas que será.


Apoyo los pies en la pared para escalar hasta la ventana  y ver mejor.


— ¿Dónde están Pa y Papá?— pregunto dando otro pequeño salto.


— Llegando— responde mi abu mirando los destrozos en la pared. — Estarán aquí en un santiamén.


Ojala pudiera creer en ella; ¡pero no te puedes fiar de mi abuela!


Una vez me juró que cuando cumpliera siete años sería tan alto como el árbol del patio.


¡Pero nada! ¡No puedo alcanzar ni la primera rama!


Arrastro una silla frente a la ventada, dispuesto a pasarme el día vigilando como si fuera un detective privado. ¡Pero soy muy malo! ¡Brinco como una rana, cada vez que alguien pasa!


No son ellos, no es él.


— ¿Estás listo Adán?— pregunta abu sonriendo. — ¿Estás listo para ser un hermano mayor?


— Si— respondo dudando. Aún no lo tengo claro.


— Bueno espero que sea verdad… ¡Ahí están!


Antes de que abu se dé cuenta, ya he salido corriendo por la puerta.


— ¡Seré el primero en abrazarlo!— grito sin creer que mi deseo haya llegado.


Pero cuando llego a la calle solo está Pa. No encuentro ni a mi hermanito, ni a mi papá.



— ¿Dónde están?— pregunto a Pa.


— Justo ahí— responde señalando al final de la calle.


Estiro mi cuello tanto como el de una jirafa, pero nada, no veo por donde andan.


Hasta que…


En la calle aparece un enorme tractor, empujando el carrito de un bebe y en la cabina está mi papá. ¡Lo conduce como todo un profesional!


De repente, todo es oscuridad y las estrellas empiezan a asomar.


¡El cuerpo de mi hermanito oculta el sol en toda la ciudad!


 

— ¡No es un bebe!—le reclamo cuando para el tractor. — ¡Yo pedí que me trajerais un bebe!


Pa y Papá se miran a los ojos y luego me miran a mí. Por algún motivo no dejan de sonreír.


— ¿No quieres conocer a tu hermano pequeño?— Me pregunta Pa cogiéndome en brazos. Ahora podía ver algo mejor a mi hermano.


— Vamos a llamarle Ben.


— ¿Pe…, pequeño?— balbuceo, — ¡es un gigante!


— Pero también es un bebe— me asegura Pa. — Solo es más alto que tú y que todos los demás.


*********


Por su culpa tuvimos que mudarnos a una casa nueva. Era perfecta para Ben, aunque no para mí.


— ¡SOCORRO! ¡AYUDA!— suplico perdido en la gigantesca alacena. Allí es donde  mis padres mantienen los cereales de chocolate lejos de Ben.


…., o cuando necesito ayuda para bajar las increíblemente altas escaleras de la casa.


…, ah ¡y cuando no puedo salir solo de la enorme bañera!


— Debes entenderlo— me pide papá, — tu hermano pequeño es más grande que los demás.


— Eso ya lo veo— le respondo molesto.


Y no soy el único que se ha dado cuenta de eso…


Mi hermano pequeño el gigante nunca pasa desapercibido. La gente les hace a mis papas miles de preguntas sobre Ben; pero ninguna sobre mí.


— Podría pagaros millones por ese bebe— asegura el dueño de un circo, mientras les enseña unos papeles.


— Solo tienen que firmar, justo aquí y yo cuidaré muy bien de este pequeñín.


Pa y Papá hicieron los papeles trizas y le amenazaron con llamar a la policía.


— Si cambian de opinión vayan a “El inesperado circo de Zazel”— dice el hombre, lanzándo al aire una carta de póker. — Creo que Ben estaría mucho mejor con una familia menos simple y del montón.


Ese día nos los pasamos encerrados en casa y jugamos a unos juegos viejos que a mis papis les encanta. Aunque yo no puedo dejar de pensar en Zazel y me pregunto:


— ¿Estaría yo mejor si Ben no fuera mi hermano menor?


 

********


— ¡El circo es una pasada total!— exclama una compañera de clase en el recreo, — hay una niña con barba, tiene pelo por todo el cuerpo y la cara. Un niño que no tiene pelo; pero nada de nada y la principal atracción es…


¡Un unicornio que no tiene solo un cuerno, tiene dos!


 

Ahora estoy deseando ir a ese circo y ver con mis propios ojos a todas esas criaturas y a esos niños.


— ¡De eso ni hablar!— me prohíben mis papas. — No te acercarás a ese lugar. Ese Zazel es muy peligroso, no te puedes fiar.


— Pero venga, porfa, ¡please!— suplico, — de verdad que quiero ir.


Pero una vez más la respuesta fue: — ¡NO!


— ¡¿Y todo por culpa suya?!— pregunto señalando al “bebe”. — Si Ben no formara parte de esta familia, podría ir al circo y pasar allí todo el día.


 

No tienen ni que decírmelo. Sé que estoy castigado hasta el cambio de siglo. Aun así ya en mi habitación, me siento frente a la puerta y espero a Pa o Papá. Estoy seguro de que alguno de ellos vendrá.


 

TOC, TOC, TOC



— ¿Esta tu hermano pequeño aquí?— pregunta papá asomando la cabeza por la puerta.


— Claramente no— respondo con mal humor.


De repente sus labios empiezan a temblar. Mira mi habitación muy preocupado, como si estuviera buscando algo.


— No salgas de tu cuarto— me ordena. — Esta noche te cuidará la abuela.


Papá sale pitando antes de que pueda preguntarle qué está pasando. Así que me escabullo de mi cuarto para espiarlos.


 Pero cuando los escucho hablar, no puedo creer que eso sea verdad.


— Ben se ha escapado, y sé que es conmigo con quién está enfadado.


Continuará...


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