domingo, 10 de enero de 2021

# cuento infantil # cuento original

Mi hermano pequeño el gigante. Segunda parte

 (cc 2021) Rocío Cumplido


Mi hermano pequeño el gigante.



Espero hasta que los ronquidos de mi abuela despiertan al gato, para escaparme por la ventana de mi cuarto.


— ¿Dónde estará?— pienso mientras bajo ayudado por las enormes sabanas de la cuna de Ben. — Espero que no se rompan y me dejen caer.


Y al llegar al suelo, es cuando la veo. Una carta de póker atrapada en una grieta de la pared.


— ¡Eso es!— exclamo al montar en mi bici.


Pedaleo a toda velocidad sin tocar los frenos, ni mirar atrás y cuando paso el viejo puente de hierro es cuando lo veo. “El inesperado circo de Zazel.”


— Ben debe estar ahí, lo sé.


 

No tengo miedo— me digo mientras camino a oscuras entre las carpas. Apenas puedo ver nada.


— No tengo nada de miedo— repito cuando el rugido de un león me hace saltar.


¡De verdad que no tengo nada de miedo!


Pues no lo parece— escucho decir a una niña.


— Deberías haber venido durante el día— repite, — con la luz del sol, este sitio no parece tan aterrador.


— ¿Quién eres tú?— pregunto temblando.


— Eso debería preguntártelo yo a ti— replica. — Tú eres el extraño aquí. Si te atreves ven y acércate, entonces te lo diré.


Sigo la voz hasta que me doy un golpe en la cara contra los barrotes de una jaula.




 

— ¡Ups! Perdona— dice la niña, aunque a la vez se parte de risa. — Deberías haberte dado cuenta, no está tan oscuro como para no verlas.


Ya estoy harto y a punto de decirle algo; pero cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad y la veo, no puedo.


Ella es la niña de la que mis amigos hablan. La que tiene pelo por todo el cuerpo y la cara.


— Soy la niña barbuda— afirma. — Pero cuando el espectáculo termina y decimos adiós, soy solo Eliz, casi una niña del montón.


Torpemente le digo mi nombre y le pregunto por Ben: — Es solo un bebe; pero no es nada difícil de ver.


— ¿Él bebe gigante es tu hermano?


Asiento entusiasmado. Sabía que no me había equivocado.


— ¡Claro que lo he visto!— exclama. — Zazel dijo que lo encontró en la calle perdido y le prometió que el circo será su nuevo hogar, que aquí será feliz y nadie lo tratará mal.


Entonces desvío la mirada, no porque me dé miedo su cara.


— Pero eso no es verdad— me asegura Eliz al cogerme de la mano. — A ninguno nos gusta estar aquí, no es un verdadero hogar.


Puedo ver como sus lágrimas están a punto de escapar.


— Nos pasamos el día encerrados en estas jaulas y solo salimos cuando los espectadores llegan y se abre la carpa. Cuando termina la función volvemos aquí, todos los días son así.


 Le prometo a Eliz que la ayudaré en cuanto encuentre a Ben; pero por algún motivo no me cree.


— Es una promesa de meñique— insisto. —Encontraré a Ben, luego a mis padres y volveremos con ayuda para rescatarte.


Eliz engancha mi meñique con el suyo y me explica donde tiene Zazen atrapado a Ben.


Mientras corro se me ocurre, que quizás no ha sido tan buena idea venir solo.


— ¿Cómo sacaré a Ben, sin que me pille Zazel?


 

**************


 

Al entrar escucho el inconfundible llanto de Ben. — ¡Si, es mi hermanito, es él!


Esta encerrado en una jaula mucho más grande que las demás y ha formado un lago de lágrimas de tanto llorar.


— ¡Ben soy yo!— exclamo; pero no demasiado alto.


— ¿Pa, Papá?


Mi hermano alza la mirada ilusionado.


— No, soy yo, Adán— le corrijo. —Tu hermano mayor.


Enfadado, Ben se da la vuelta tan rápido que forma un tornado, haciendo que me caiga al suelo y me dé un golpazo.


— Tu no hermano— responde. — Adán no quiere Ben.


— ¡Claro que sí!— exclamo y si, esta vez demasiado alto. — Siento mucho lo que dije Ben, es que…, no estoy acostumbrado a ser un hermano mayor, es mi primera vez.


Ahora Ben se gira y me mira.


— Pero con tu ayuda aprenderé. Nuestros papis te quieren mucho y yo también.


— No te dejes engañar— murmura una voz a mi espalda. — Las palabras vacías no engañan.


Al darme la vuelta, me encuentro cara a cara con Zazel. Me agarra de la camiseta y me eleva. No siento el suelo bajo mis pies.


— ¿Contándole mentiras a mi nueva y gran atracción?


Los llantos de Ben se escuchan en toda la ciudad.


— No, no Ben, no me digas que te lo vas a creer.


Zazel tiene un brillo malvado en los ojos.


— Recuerda lo que te dije: las familias  quieren niños normales, no a ti. Tu verdadero hogar está aquí.


— ¡Eso no es verdad!— grito intentando escapar.


— ¿Quieres hacerme creer que él pertenece a tu mundo?— me pregunta riendo. Ese sonido hace que me tiemblen los huesos. — Mírale bien, Él es tan grande como una montaña, mientras que tú…, tú eres como una pequeña araña.


— Puede que Ben sea mucho más alto que yo— admito; — pero es mi hermano pequeño y lo quiero de corazón.


Al fin consigo darle una patada a Zazel y escapar.


— ¡Rompe la jaula hermanito!— grito.




Una vez fuera escalo hasta la espalda de Ben, juntos gateamos tras Zazel y aunque vamos muy rápido, no podemos alcanzarlo. ¡Está a punto de escapar!


Pero entonces…


— ¡Alto, no se mueva!— le ordena un policía atrapándolo. — No volverás a hacer ningún daño.


Al momento aparecen nuestros papás.


— ¡Adán! ¡Ben!— gritan.


Primero me abrazan a mí y juntos abrazamos a Ben. ¡Volvemos a ser una familia otra vez!


***********


Pronto llegan más policías para sacar de las jaulas a todas las criaturas, los niños y niñas. Ahora todos podrán encontrar un nuevo hogar y una familia.


— Has cumplido tu promesa de meñique— dice Eliz sonriendo. — ¡Aunque por los pelos!


— Es cierto— admito riendo.


De repente, las lágrimas que tenía en el rabillo del ojo cayeron.


— ¿Qué pasa?— pregunto.


— Nada es que…— tartamudea, — No creo que ninguna familia vaya a quererme a mí.


— ¡Eso no es verdad!— le aseguro y se me ocurre la mejor idea del mundo.


— Serás mi hermana pequeña— afirmo. — Cuidaré de ti y de Ben. Todo saldrá bien.


— Deberías preguntárselo primero a ellos— dice Eliz señalando a mis papás. — Quizás no me quieran adoptar.


— ¡Por supuesto que querrán— le aseguro. — Tú eso déjamelo a mí. Pa Papá son fáciles de convencer; pero por si acaso, antes cruzaré los dedos y pediré un deseo.


 

Fin.


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