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Erase una vez, una princesa muy diferente a todas las
demás. Una princesa a la que no le gusta llevar corona, ni ponerse vestidos
enormes con los que es imposible correr o saltar.
Alejandra es una princesa muy particular. Le gusta llevar
ropa diferente y divertida. También ponerse zapatos de tacón; pero eso si cada uno
de un color.
Su madre la reina Bea esta harta y desesperada: La
princesa Alejandra no le hace caso para nada.
- Alejandra siéntate recta o te saldrá una joroba enorme.
- Alejandra no tires del pelo a tu hermano ¡Es que
quieres dejarlo calvo!
- Alejandra no corras.
- Alejandra no saltes.
- Alejandra tal y Alejandra cual….
- ¿Es que no te puedes comportar?
Cada vez que la princesa Alejandra hace una trastada la
mandan a su cuarto castigada; pero cuando nadie esta mirando; la princesa
Alejandra se escapa y se va a su casa del árbol, el cuál tiene forma de zapato.
Una noche desde su casa del árbol, la princesa Alejandra
escucha como desde la lejanía suena una hermosa melodía.
En ese momento, de entre las nubes, formando una hilera,
danzando aparecen miles de luciérnagas.
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Al ritmo de esa melodía las luciérnagas se adentran en el
bosque y desaparecen entre las hojas y
flores.
Pero una pequeña luciérnaga parece perdida, revolotea
dando vueltas confusa y distraída.
La princesa Alejandra coge a la luciérnaga con
delicadeza. Ese bichito es tan tan pequeñito, que podría dormir estirado encima
de uno solo de tus deditos.
Con la luciérnaga apoyada en su cabeza: la princesa
Alejandra baja la escalera de caracol de su casa del árbol, y siguiendo la
música se adentra en el bosque para encontrar a la familia de su pequeña amiga.
La música la guía hasta el lago de las mariposas; donde
un Trovador esta tocando con su laúd la hermosa melodía que había escuchado
desde la lejanía.
El espectáculo es realmente hermoso: La luna llena
reflejada sobre el agua, mientras las luciérnagas danzan al son de una
serenata.
El Trovador que ve a la pequeña Alejandra observando el
espectáculo embelesada, la invita a sentarse y a descubrir como los cuentos
cobran vida.
Y al son de una canción, el Trovador empieza a contar un
cuento: de dragones, príncipes encantadores y princesas encerradas en torres.
Las luciérnagas representan los cuentos con gran
agilidad, formando las figuras de gigantes, brujas y valientes soldados que
luchan para salvar a princesas tan
hermosas como la princesa Alejandra.
-¡Ha sido impresionante Trovador!- dice la princesa
Alejandra con emoción.
- Soy yo quien debe daros las gracias mi princesa, pues
gracias a ti ahora hay una estrella más en el cielo.
- ¿Cómo es eso posible?- Pregunta la princesa Alejandra
intrigada.
El Trovador le explica a la princesa Alejandra que cada
vez que un niño disfruta utilizando su imaginación, una estrella nace en algún
lugar. Pero hoy en día los niños se hacen adultos enseguida, y ya no imaginan.
Por eso si miras bien al cielo, verás como las estrellas están desapareciendo.
La princesa Alejandra se entristece con lo que le cuenta
el Trovador.
-¡Hay que hacer algo!
- Piensa Alejandra, piensa.
- Piensa hasta que te dé dolor de cabeza.
Fue entonces cuando a la princesa Alejandra se le ocurre
una increíble solución:
A los pocos días en cada rincón, calle y callejón, hay
colgado una invitación para todos los habitantes del reino. Una invitación, para
asistir a un baile en los jardines del palacio de la princesa Alejandra.
Los reyes están
muy impresionados con que su hija insista tanto en celebrar un baile.
Y créeme, Alejandra es muy testaruda. La pequeña princesa se pasó noche tras
noche saltando encima de la cama de sus padres, y prometió que no pararía de
saltar hasta que no la dejaran celebrar su baile. Un baile que sería muy
especial.
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La noche del baile los aldeanos se ponen sus mejores
galas. Incluso la princesa Alejandra deja que su madre la vista completamente
conjuntada.
Cuando las luces se apagan aparece el Trovador y empieza
a tocar una dulce melodía, que se puede escuchar hasta más allá de las colinas.
En ese momento las luciérnagas hacen su aparición. Iluminando así todo el
jardín.
Los aldeanos se quedan boquiabiertos ante tan maravilloso
espectáculo: al ver a las luciérnagas actuar en forma de fieros dragones o de
brujas haciendo malvadas pociones.
Y poco a poco, cada niño del reino empieza a utilizar más
y más su imaginación; haciendo que nuevas estrellas aparezcan en el firmamento.
Estrellas que brillan tan fuerte como tus ojos color caramelo.
La princesa Alejandra está muy contenta, porque ahora en
el cielo centellean miles de nuevas
estrellas.
El rey Antonio coge de la mano a su pequeña princesa,
para bailar un vals bajo la luna y las estrellas. Mientras padre e hija bailan, el Trovador y las luciérnagas se alejan de la fiesta; para seguir haciendo en
otros reinos lo que hacen mejor. Hacer volar tu imaginación.
FIN.
Rocío Cumplido González.
Licencia creative commons (cc)
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