domingo, 18 de julio de 2021

# cuento infantil # Palma del Río

El árbol mágico bajo el puente encantado


(cc) 2021 Rocío Cumplido. #cuentoinfantil #PalmadelRío


 El árbol mágico, bajo el puente encantado.


Érase una vez, en un verano que acababa de comenzar, un niño llamado Samuel que no quería llegar a su hogar.


 Las clases habían terminado y sus papás estaban deseando ver las notas que había sacado.


Quizás por eso pasó lo que pasó y sin saber muy bien cómo, ni porqué, Samuel cogió otro camino y se desvió.


— ¿Cómo he llegado hasta aquí? —se preguntó.


Sin darse cuenta, había dejado atrás la acera y ahora estaba pisando un camino de tierra.


Ese camino estaba y aún está, a los pies del viejo puente del pueblo. Uno que ya nadie usa, porque hace años construyeron un puente nuevo. Uno más bonito, seguro y moderno.


— ¡Que torpe soy! —se regañó él solito.


Y entonces, cuando estaba apunto de irse, algo sin importancia pasó. El viento sopló.


No formó ningún torbellino y tampoco sopló tan fuerte. Lo que sí hizo, fue mover las ramas de un árbol que había bajo del puente.


— ¡Agárrate fuerte Marlín! —oyó gritar.


— ¡No podré aguantar mucho más Marlok! — escuchó decir a alguien más— ¡Me voy a resbalar!


Samuel fue corriendo para ayudar; pero al girar y entrar bajo el arco de piedra, no vio a nadie colgado de las ramas del árbol y tampoco estaba gritando.


Sin embargo, sí escucho a alguien murmullar.


— Aguanta un poco y no grites más. Si ese niño te oye nos descubrirá.


 Marlín lo intentó; pero a pesar de su diminuto tamaño, pesaba demasiado para la ramita de la que se estaba sosteniendo y al final esta se acabó partiendo.


Afortunadamente, Samuel llegó a tiempo y lo cogió entre sus manos antes de que cayera al suelo.


********


Ninguno de los dos podía creerse lo que estaba viendo. Para Marlín, esa era la primera vez que estaba tan cerca de un niño humano y para Samuel igual. Nunca antes había visto a un duende, uno de verdad. Pensaba que eran cosas de cuentos y no existían en el mundo real.


Los duendes que tenían el poder de saber si alguien era bueno o malo con solo mirarlo, supieron al instante que aquel niño era bueno y decidieron confiarle su secreto.


— Somos duendes cultivadores —confesó Marlok. — Cultivamos en este árbol mágico, los sueños y deseos de las personas que caminan por el puente.


Cuando están listos para salir del cascarón, ellos solitos salen volando y van en busca de quienes los han deseado. Si esa persona está dispuesta a esforzarse, el deseo se hará realidad y si no, al poco tiempo se esfumará.


— ¿Cómo mariposas mágicas? — preguntó el niño acercándose para verlos mejor.


— O como tú quieras que sean. — respondió Marlín. — A veces son mariposas; pero otras han sido luciérnagas. Depende del humano que las vea.


Samuel se sintió intrigado y se acercó más al árbol mágico. Entonces descubrió que no había tantos deseos como había imaginado.


  Ya apenas nadie camina por el puente— dijo Marlín que había leído sus pensamientos, — y los pocos que lo hacen no piden deseos. Han dejado de creer que pueden cumplir sus sueños.


Yo podría pedir varios deseos —aseguró Samuel.


Y de repente, se le ocurrió una gran idea para resolver su problema.


Voy a desear no haber suspendido. Así no tendré que repetir curso y perder a mis amigos.


Con una sonrisa como la de su papá, el duende Marlín subió hasta el hombro del niño para decirle algo al oído.


No puedes cambiar lo que ya ha pasado; pero sí puedes desear hacerlo mejor el próximo año. Si te esfuerzas lo conseguirás y si tus amigos son de verdad, nunca te abandonarán.


Samuel entendió entonces cómo funcionaba en realidad el árbol mágico. Subió las escaleras del puente viejo y pidió más de un deseo:


Deseo que mis papás no se enfaden conmigo cuando les diga que he suspendido, que mis amigos siempre quieran jugar conmigo y que muchas personas vengan andando al puente viejo. ¡Deseo que pidan miles de millones de deseos!


De camino a casa, Samuel pensó en cómo ayudarlos cuando salieran del cascarón:


Sería sincero con sus papás y el curso siguiente se esforzaría más. Sus amigos siempre podrán contar con él y ellos nunca le abandonarán.


Por último, le dirá a todo el mundo que el puente viejo está encantado y que cumple los deseos de quienes pasan caminando. Seguro que irán corriendo y se lo contarán a muchas personas más. ¡Malín y Marlok no pararán de trabajar!


Y así fue, al poco tiempo el árbol mágico se llenó de deseos y en el cielo aparecieron cientos de luciérnagas y mariposas que volaban en busca de sus dueños.


 

Fin.




1 comentario:

  1. Tus cuentos siempre son como una bandita que puede curar sueños y corazones rotos. Por favor nunca, nunca dejes de inundar el mundo con tu magia.

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