-¿Dónde estoy?
-¿Hay alguien ahí?
-No puedo ver, ni sentir, ni oír.
En la oscuridad hay un hada encerrada,
En una jaula sin puertas, ni ventanas.
No hay música que calme su pena,
ni estrellas que velen por ella.
El hada Rosé esta muy asustada,
no entiende porque esta ahí encerrada:
-¡Socorro!
-¿Alguien me puede oír?
-¡Por favor, quiero salir de aquí!
El hada llora y llora, las lágrimas no se agotan.
En aquella oscuridad, solo hay una cosa que el hada puede
ver:
Y es como su cuerpo empieza a desaparecer.
Sus alas hace tiempo que se esfumaron,
Se las
llevó la brisa un día no recuerda cuando
Pero no siempre fue así.
No hace tanto tiempo, Rosé era un hada muy feliz.
Antes vivía en el joyero de una niña,
la cuál era su mejor amiga.
Jugaban durante horas,
hablaban de cualquier cosa.
No se enfadaban, ni discutían.
Todo entre ellas era alegría.
Juntas imaginaban grandes historias,
que pasaron en un lejano lugar.
Historias de castillos encantados,
donde las brujas convertían a los príncipes en sapos.
E historias de un duende asustadizo,
que luchó contra un dragón; pero al final ambos se
hicieron amigos.
Sin embargo una mañana de invierno, cuando la niña vino
del colegio.
Le contó a Rosé que sus amigas se habían reído de ella,
porque creía en la magia, las hadas y aún pedía deseos a
las estrellas.
Nada desde entonces volvió a ser igual:
Nunca más volvieron a jugar.
Nunca más volvieron a sentarse juntas en la ventana,
para contar las luciérnagas que pasaban.
Rosé estaba muy apenada.
Aquella niña, la cuál había sido su mejor amiga,
Ahora la ignoraba:
No la hablaba, ni la miraba,
hacía como que no estaba.
Entonces un día, así si más,
el hada Rosé despertó en aquél frío y oscuro lugar.
Aquella niña, es ahora una mujercita,
Que prefiere hablar con chicos,
no jugar con un hada pequeñita.
no jugar con un hada pequeñita.
-¡Esa niña es muy mala!
-¿No lo crees tu también?
- Vamos a llamarla y a regañarla de una vez.
Pero espera un momento….
¿Has leído el nombre de la niña en este cuento?
El hada Rosé lo ha olvidado;
pero las letras están esparcidas de arriba a abajo.
Búscalas y júntalas.
¡Son muy fáciles de encontrar!
¡Menuda rapidez!
Lo has encontrado en un santiamén.
Ahora di el nombre muy alto.
¡Qué lo oiga hasta el hombre del saco!
-¡Carmen!
-¡Carmen!
-¡Carmen!
El Hada Rosé te ha escuchado,
Y una sonrisa en su rostro se ha dibujado.
El hada cierra los ojos con fuerza,
Y pide a su amiga Carmen que vuelva a creer en ella:
- Por favor Carmen cree en mí,
yo estoy aquí para ti.
- Por favor Carmen déjame salir,
yo se que aún te acuerdas de mi.
Y Allí en la luz,
en un parque muy bonito;
una muchacha siente como alguien dice su nombre muy bajito.
Esa muchacha es Carmen, esta echa toda una mujer,
pasea por el parque recordando el ayer.
Carmen siente que algo pasa, siente que algo no esta bien.
Siente una chispita en su interior que quiere salir a
correr.
Y allí es donde esta Rosé enjaulada,
En un rinconcito de la imaginación.
Atrapada.
Donde todas las
ninfas y hadas acaban,
Cuando los niños deciden olvidarlas.
Solo una chispita hace falta,
Solo una chispita de fe.
Fe en que algo es posible, aunque los mayores te digan
que no lo es.
Entonces de repente una niña aparece corriendo,
La coge de la mano y le pregunta:
¿Quieres leernos un cuento?
¿Quieres leernos un cuento?
Y en medio del parque, en una fiesta de disfraces.
Carmen se sienta en el suelo, dispuesta a contar un
cuento.
Pero no un cuento cualquiera:
Les cuenta la historia del hada Rosé y como jugaba con
ella.
Como contaban luciérnagas las noches de primavera.
Que dormía en un joyero, en una cama de algodón,
Y que su almohada era una gominola con forma de corazón.
Al alejarse Carmen sintió una gran paz,
sintió que Rosé ya era libre, que estaba en algún lugar.
Fue entonces cuando una chispita llamó su atención,
una lucecita blanca que volaba alrededor.
¡Era el hada Rosé, estaba jugando con los niños!
Jugaban al pilla pilla y haber quien era el primero en
encontrar una flor amarilla.
Carmen sonreía emocionada.
Ahora Rosé es libre,
podrá seguir repartiendo esperanza.
Esperanza entre todo aquel que aún crea en las hadas.
FIN
Rocío Cumplido González
NOTA: Este cuento es un regalo para todos vosotros. Este cuento es en realidad un juego y se puede personalizar con el nombre de cualquiera.Solo tenéis que poner en negrita las letras del nombre que os interese y después sólo tendréis que cambiar el nombre que yo he puesto por el vuestro. ¡Así de fácil! y ya tendréis vuestro cuento personalizado.
Con tanto ajetreo no me había podido dar la vuelta por aquí con calma, pero ahora si te digo que este cuento me dejó boquiabierta, la tierna delicadeza con la que construíste este mágico relato es preciosa, tu talento claro es innegable, pero alguien que puede escribir con tal belleza magia, inocencia y ternura es si o si, un ser mágico y tu si que lo eres! me quito el sombrero, los guantes la pipa y hasta la bufanda! :) una preciosidad de cuento!! xoxo Eliz
ResponderEliminarGracias por tu coment Eliz yo si que me quedo boquieabierta con tus cuentos. Eres un sol muchos bss
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