Entre las estrellas corre una leyenda, que
todas las hadas cuentan cuando bajan a la tierra. Una noche una pequeña hada
con el pelo naranja, me contó esta historia de la que todos hablan.
Hace muchos años hubo un reino llamado Amartrás.
Era un reino hermoso lleno de flores de distintas formas y colores. Los
árboles, eran altos y fuertes y la hierba, ¡oh esa hermosa hierba! ¿Sabes? en
otoño olía a cereza.
Pero un día no se sabe muy porque una
malvada bruja lanzó un hechizo que sumió al reino de Amartrás en una lluvia
eterna. Como la lluvia no paraba, el trigo no brotaba, las flores no se abrían
y las manzanas se podrían.
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Carlo partió hacía el Norte hasta las
montañas heladas. El valiente muchacho escaló la montaña con las manos desnudas
y allí encontró el primer trozo. Cuando lo cogió, el pedazo de corazón de
cristal empezó a brillar y sus manos se
calentaron, entonces sintió como de él emanaba la bondad y la compasión hacia
los niños, hacia los ancianos y hacía cualquiera que necesitara ayuda.
Después Carlo se dirigió hacía el Sur, donde se encontraban las playas de
arena de purpurina. Allí una sirena guió al joven muchacho hasta una cueva bajo
el mar. En aquel lugar encontró el segundo trozo del corazón de cristal. Cuando
lo cogió, el trozo de cristal se iluminó y una canción se empezó a escuchar
alrededor. Era la voz de la princesa Clara cantando una nana. Su voz era tan
dulce, tan hermosa y tan calida que al joven Carlo se le saltaron las lágrimas.
A continuación, siguiendo el amanecer hacia
el Este, Carlo llegó hasta el Volcán de la verdad, donde un dragón custodiaba
el tercer trozo del corazón de cristal. El dragón le entregó a Carlo el trozo
de cristal y como siempre este comenzó a brillar. Entonces, reflejado en él
apareció la sonrisa de la princesa. Era una sonrisa sincera, de las que te
hacen sonreír a ti también aunque no sepas muy bien porque.
Mientras viajaba hacia el Oeste, Carlo no
dejaba de pensar en la princesa Clara. Sin conocer su aspecto se había
enamorado de ella: de la pureza de su sonrisa, de la calidez de su voz y de la
bondad de su corazón.
Su último destino era el bosque oscuro. En
este lugar los árboles eran tan grandes que siempre parecía ser de noche. Carlo
dejó que sus sentimientos por la princesa le guiaran en la oscuridad y no tardó
mucho en encontrarlo. Dentro del hueco de un viejo árbol estaba el último trozo
del corazón de cristal. Era el pedazo
más pequeño que había encontrado y parecía tan frágil. Cuando Carlo lo cogió este apenas brillaba y se pudo escuchar como
alguien lloraba. Eran las lágrimas de la princesa Clara. Reflejado en el
cristal el muchacho pudo ver como la princesa lloraba en su cuarto desconsolada
y cuanto mas lloraba la princesa, más y más llovía en el reino de Amartrás. Fue
en ese momento, cuando Carlo se dio cuenta de que nunca existió de verdad una
bruja malvada. Que en realidad, la lluvia
que caía sin parar en el reino eran las lágrimas de la princesa Clara. Al
parecer, hace mucho tiempo la princesa estuvo enamorada; pero las cosas no salieron
como ella esperaba.
De vuelta en el reino de Amartás. Carlo y
la reina juntaron los cuatro tozos. El corazón ahora unido comenzó a brillar
con mucha intensidad; pero después no pasó mucho más. Entonces Carlo, sin saber
muy bien porque; cogió el corazón de cristal, le dio un beso y le susurro:
- Seca tus lagrimas mi princesa, pues
gracias a la calidez de tu voz y al brillo de tu sonrisa, para mi será como si
el sol saliera cada día.
Entonces, de repente la lluvia paró, las
nubes se despejaron y el sol por fin volvió a brillar sobre el reino de
Amartrás.
En muy poco tiempo las flores volvieron a
cubrir los verdes prados y el trigo crecía fuerte y sano en los campos.
Al principio, Carlo y la princesa Clara
solo eran buenos amigos; pero poco tiempo después la amistad se convirtió en
amor. Un amor puro y sincero. Un amor que ahora viaja entre las estrellas en
forma de cuento.
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FIN.
Rocío
Cumplido González
Este cuento ha sido publicado en la Revista Bulevar de Febrero 2014
¡H E R M O S O!
ResponderEliminarMi querida hada, siempre he pensado que las palabras pueden curar y tu historia ha sido como un ungüento para mi alma. soy tu admiradora :D xoxo, Eliz
Gracias Eliz por tu coment. Me alegra que te haya gustado. Sabes? Llevaba como un par de años con esta historia rondando en mi imaginación; pero nunca supe como darle salida hasta ahora. Supongo que necesitaba que mi corazón como el de la princesa estubiera sano de nuevo. Gracias de nuevo Elis. Es todo un placer verteen el escondite de las hadas. Bss
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